viernes, 27 de mayo de 2011

NIÑA

Se desplaza al ritmo del cambio del semáforo. Rápida. Se le nota la felicidad. Ofrece galletas de empaques de colores. Trabaja para su madre y sus hermanos. A sus siete hermosos añitos. Unos le compran. Otros critican a su madre. Otros los vemos crecer en cada aglomeración de vehículos. Niños y niñas como ella. Hijos de desplazados. De los sin fortuna. De los condenados a adornar los semáforos que también repiten en segundos sus colores de alertas.

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